miércoles, 11 de julio de 2012

PAOLO ELEUTERI SERPIERI


Paolo Eleuteri Serpieri (Venecia, Italia, 29 de febrero de 1944), dibujante italiano de historietas. Conocido principalmente por su personaje Druuna. De joven se muda a Roma, donde completa sus estudios de dibujo, siendo discípulo de Renato Guttuso. 

Posteriormente sería profesor en el Instituto de Arte de Roma.
Serpieri entró al mundo de las historietas (cómic, en inglés) en 1975, dibujando algunas historietas para Lanciostory, una revista italiana. Gran admirador de las historias del Lejano Oeste, colabora con la "Histoire du Far West" de Larousse e hizo, en la revista "Skorpio", la serie "I grandi miti del West". En 1985, cambia radicalmente de género para crear Morbus Gravis, la primera historia de Druuna, una joven y sus aventuras eróticas.



















En 1985, Serpieri publica Morbus Gravis, su primer trabajo donde introduce a su personaje femenino Druuna. Sus dibujos se caracterizan por su realismo y contenido explícito en términos del sexo. Tuvo un éxito total, vendiendo más de un millón de copias en 20 idiomas. La versión en inglés es publicada por Heavy Metal.
Debido al éxito por la serie, Serpieri ha publicado numerosos libros, tales como Obsession, Druuna X, Druuna X 2, Croquis, Serpieri Sketchbook, Serpieri Sketchbook 2 y The sweet smell of woman. El definido
trazo con que dibuja a sus heroínas es muy característico.
Serpieri también ha sido acreditado como diseñador en el videojuego Druuna: Morbus Gravis, basado en su personaje.













Druuna es el personaje de un popular cómic erótico con un ambiente de ciencia ficción creado por el dibujante italiano Paolo Eleuteri Serpieri. Fue publicado inicialmente en Italia por la casa editorial Alessandro, en Francia por la revista Métal Hurlant y en EE.UU. por la revista Heavy metal. En España algunas partes aparecieron en la revista Zona 84. Druuna es el protagonista principal de los ocho volúmenes de la serie Morbus Gravis publicados entre 1985 y 2003: Morbus Gravis, Morbus Gravis 2: Druuna, Criatura, Carnivora, Mandragora, Aphrodisia, The Forgotten Planet (El Planeta Olvidado) y Clone.

















La serie se destaca por ofrecer un contenido muy realista en términos de violencia y sexo en el mundo de los cómics. Criatura, de hecho, se caracteriza casi totalmente por presentar una penetración sexual explícita y sin censura al igual que en los tres libros posteriores, pero la serie retorna a lo no explícito en las escenas de The Forgotten Planet (El Planeta Olvidado). Como personaje principal también figura el propio Serpieri que hace numerosas apariciones, como en Obsessión, Druuna X, Druuna X 2, Croquis, Serpieri Sketchbook, Serpieri Sketchbook 2 y The Sweet Smell of Woman (El Dulce Olor de la Mujer). Estos libros fueron un gran éxito, vendiéndose, entre todos los títulos, más de un millón de ejemplares en doce idiomas.











Serpieri ha diseñado a Druuna para ser sorprendentemente hermosa, de ascendencia mediterránea, con un largo pelo negro, piel bronceada y un cuerpo que se ha tornado más voluptuoso en el transcurso de las historias. En la mayoría de los casos, el papel de Druuna es el de un objeto sexual dispuesta a mantener relaciones sexuales de todo tipo con poca o ninguna queja, aunque más de una vez ha sido violada. La mayor parte de las aventuras de Druuna giran en torno a un futuro post-apocalíptico, y la trama es a menudo un vehículo de variadas escenas de pornografía.
El personaje de Druuna también ha aparecido en un videojuego 3D: Druuna: Morbus Gravis.



















































A lo largo de los trece años que van desde la publicación del primer volumen de las aventuras de Druuna (Morbus Gravis, 1985) hasta el octavo y más reciente (Clone, 2003) el guion de la historia ha ido evolucionando a través de varias etapas diferenciadas y numerosos saltos temporales en la trama, con algunas inconsistencias en la misma.


En los primeros títulos de la serie, el contexto en el que se desarrolla la acción es un espacio llamado La Ciudad, descrito como un entorno urbano futurista pero degradado, hostil y decadente, en el que convive hacinada la especie humana, controlada por una oligarquía religiosa que basa su statu quo en el conocimiento de La Verdad. En esta sociedad, los libros están prohibidos y el poder es ejercido de forma despótica por una burocracia corrupta y militarizada.











Aunque no hay al principio referencias claras, a este estado de cosas se llegó tras una especie de guerra, antes de que se iniciara la actual Era de los Hombres; el desconocimiento de La Verdad por parte de la estructura político-social previa a la implantación del poder de los Sacerdotes trajo consigo El Mal, una enfermedad infecciosa por contacto e incurable, que transforma a las personas de forma progresiva y rápida en mutantes amorfos y con tentáculos, y ante la que, como medida preventiva, toda la población tiene que inyectarse periódicamente El Suero, distribuido en sobresaturados centros sanitarios habilitados a tal efecto.









Entre las creencias extendidas en la población se encuentra la de que los que tras sucesivas revisiones en estos centros sean encontrados sanos, serán enviados al Nivel Superior de La Ciudad, un lugar inaccesible para la mayoría pero en que los elegidos disfrutarán de una vida mejor, sin carencias ni penurias, de manera similar a como los infectados por El Mal son enviados al Nivel Inferior. Sobreviven en este entorno Druuna y otro personaje que aparecerá recurrentemente a lo largo de la historia, Shastar, su amante.

























Tras una serie de aventuras, Druuna descubre que La Ciudad es una gigantesca nave espacial en la que se embarcó a la humanidad tras un cataclismo o guerra en el planeta Tierra (aunque no se entra en detalles al respecto) y que vaga desde hace siglos a la deriva por el espacio. El primer y único capitán de la nave, Lewis (otro personaje que también aparece repetidas veces en los diferentes títulos de la serie) delegó el control en una computadora llamada Delta, que es la responsable de la creación de la sociedad que Druuna conoce. Los Sacerdotes son androides manejados por Delta, máquina que decidió, por alguna razón que no queda clara en el argumento, convertir a Lewis en un ser inmortal, usando como repuestos orgánicos a las personas sanas que son subidas al Nivel Superior engañadas con la promesa de una vida mejor. Lewis, cansado de la inmortalidad, desea morir, para lo cual debe eliminar a Delta, lo que supone también destruir La Ciudad. Este conflicto es parcialmente el responsable de la progresiva degradación, ya imparable, de las condiciones de vida en la nave. 










Finalmente, enamorado de Druuna, cambia de opinión y, decidido a salvarla del colapso al que está abocada La Ciudad, la mantiene en un estado similar a la hibernación durante siglos, a la espera de que se presente una ocasión para sacarla de allí, cosa que ocurre cuando la nave comandada por Will (otro personaje co-protagonista), se encuentra con lo que inicialmente cree que es un asteroide, pero que es la nave de La Ciudad, que se ha convertido, gracias a la evolución de El Mal, en un superorganismo. A partir de este momento, conocemos que la humanidad no se extinguió enteramente, sino que, aparte de los embarcados en La Ciudad, otros grupos humanos sobrevivieron, empleando ingeniería genética para mejorar las aptitudes de sus miembros.







Tras embarcarse Druuna en la nave espacial del comandante Will, se encuentra con que las mentes de Shastar y Lewis se han fusionado y transferido a la computadora de la nave. La enfermedad llamada El Mal aparece entre la tripulación, por lo que Will y Doc (un alter ego de Eleuteri Serpieri) recurren a Druuna para que se introduzca telepáticamente en la mente de Lewis-Shastar que reside en el ordenador y descubra los elementos que componían El Suero, la única solución conocida frente a El Mal. Cuando Druuna se queda atrapada dentro de esa mente, el comandante Will se introduce también en ella para rescatarla, tras lo cual, y no teniendo medios para desarrollar una cura a la enfermedad, deciden destruir la nave con su tripulación (y la computadora que alberga la mente fusionada de Lewis y Shastar), escapando Druuna, Will y unos pocos más en una cápsula de salvamento y poniéndose todos en estado de animación suspendida


Tras estrellarse la cápsula en un planeta desconocido, Druuna despierta sola y se encuentra con una guerra entre dos especies aparentemente extraterrestres, una de las cuales está integrada por seres parásitos que necesitan de especímenes orgánicos como anfitriones, y la otra por robots inteligentes que persiguen el objetivo de crear vida orgánica. Al parecer el planeta es la Tierra miles de años después de la desaparición del hombre, y las máquinas quieren recrear a la especie extinguida que las creó (y en cuya desaparición en el pasado habrían estado involucradas, tras una guerra entre hombres y máquinas) para intentar comprender las características de lo humano. Reaparece brevemente Will, que había sido secuestrado (intentan que se reproduzca con Druuna, pero las modificaciones genéticas de Will tienen como consecuencia que sea estéril, y también reaparece Shastar, aunque no queda muy claramente explicado cómo), quien colabora con las máquinas en su objetivo de recuperar a la especie humana, para lo cual deciden clonar a Druuna.









Serie de enrevesadas historias, con un empaque formal espléndido, obra del veneciano Paolo Eleuteri Serpieri, y enfocadas como un dualismo aberrante entre lo bello, personificado por la sensual protagonista Druuna, y lo deforme, monstruoso o mutagénico, representado en gran parte por los personajes secundarios, que se mueven en un caótico y podrido mundo claustrofóbico. 







La capacidad pictórica de Serpieri solo puede ser tildada de formidable. Autor de un estilo académico en pureza, con un realismo en el que se integran algunos de los grandes autores actuales (Rosinski, Giraud, y el norteamericano Schultz), es consciente que ese tipo de dibujo es claramente demandado por el público europeo. Grafismo detallista hasta lo obsesivo, fondos muy cuidados, dominio de las perspectivas, y el dibujo arquitectónico, de la misma manera que gran paisajista, tanto de ambientes sedantes o iluminados por un cálido sol mediterráneo, como de los abstrusos, donde la realidad es pervertida por formas sarmentosas en contextos dantescos. 


Pero el rasgo principal de estilo de Serpieri se manifiesta en el definitivo dominio de la figura humana, en especial la femenina, a la que dota de unos volúmenes de elevado calado erótico, inspiradas en la carnalidad de actrices como Ann Margrett, Raquel Welch, o la francesa Isabelle Adjani.


El autor adopta una iconografía fetichista, en especial hacia la zona glútea de la protagonista, que a lo largo de la obra se representa tanto como su cara. Al abrir por la primera página el segundo volumen de Druuna, Morbus Gravis II  (posiblemente el mejor de todos), lo primero que se encuentran los lectores es la presencia del culo de la protagonista, probablemente las mejores formas dorsales femeninas jamás dibujadas en el llamado noveno arte. Las otras figuras humanas o humanoides de Serpieri, por el contrario, muestran una apariencia desagradable y esperpéntica, y el elegante dibujo del autor retrata todo tipo de alteraciones patológicas en el resto de los personajes.
















La descomposición, los tejidos purulentos y putrescentes, deformados por terribles enfermedades, aparecen en toda la obra y remarcan la insólita belleza de Druuna en medio de un jardín aberrante y barroco. Toda esa morbilidad, no solo afecta a los cuerpos. Las mentes o las almas de la casi totalidad de los secundarios, están afectados por la terrible enfermedad contagiosa, la “morbus gravis” del título, por lo que son seres corruptos, impíos, y sobre todo ignorantes de su terrible e incurable mal. Para retratar las últimas fases de la terrible enfermedad, Serpieri acude a monstruos aterradores y obscenamente genitales, con unas deformaciones caracterizadas por tumoraciones rubescentes y amorfas. Lo esperpéntico alcanza el ambiente y el paisaje, y el mismo mal que afecta a mentes y cuerpos de los personajes, también alcanza al escenario, que responde con una transformación de sus formas hacia lo doblado y contrahecho. El material que conforma la estructura física de la ciudad se retuerce en formas aberrantes, y se funde con lo orgánico, convirtiendo todo el panorama en una atmósfera de pesadilla desconsoladora. En este escenario truculento se mueven una serie de personajes horribles, a la búsqueda de una esperanza vana que luego resulta falsa. Druuna, con su belleza insólita y provocadora va destacando, cada vez más, a medida que el morbus gravis progresa por su mundo, sin afectarla.























En las aventuras de Druuna el sexo es algo tan natural como los combates en un cómic de superhéroes, es más, equivale exactamente a eso. Para ello, el autor, se preocupa por coreografiarlo, con la participación de una mujer perfecta y oponentes monstruosos. Los brazos hipertróficos y las espadas sangrientas son sustituidos por un trasero sodomítico tan real que se sale de la viñeta, y que “traga” el pene deforme e hiperrealista de un elemento masculino bestial. Por tanto el sexo debe ir acompañando a la obra, pues el mensaje principal de la misma es el erotismo. Como  los combates que se ganan y se pierden, la sexualidad de este cómic ha de verse así. El sexo puede ser consentido por Druuna, con lo que se gana el combate, o puede ser resultado de una violación, con lo que se pierde.






La violencia, siempre más problemática de justificar, se hace extrema en muchos momentos de la obra, pues además de brutales violaciones el relato está cuajado de muerte, tortura física y psíquica, antropofagia y mutilaciones varias, practicadas por una sevicia poco refinada, y en definitiva vesánica. Pero esa violencia también aparece de manera gratuita. La presencia de los crueles sacerdotes cyborg, turbas que se regodean ante la violación y posterior depredación de una joven por parte de mutantes, la extremada agresividad de los soldados / policía, o la debilidad libidinosa y obscena de cierto médico obsesionado por sodomizar a Druuna, hacen que la historia camine por el límite de un cómic convencional. Añadamos a todo este catálogo de sexo y violencia el grafismo cada vez más detallado de Serpieri, y tendremos como resultado unas viñetas de una fisicidad que de puro realista se vuelve tóxica.












Las dos primeras entregas de la serie tituladas Morbus Gravis, de 1985 y 1987 respectivamente, constituyen el relato más redondo y mejor presentado por el autor. Es una historia que bebe de las fuentes de la ciencia-ficción futurista y desangelada sin espacio para la esperanza. Todos los personajes encajan con corrección en el tortuoso relato. En la segunda entrega el dibujo se refina, y el personaje central adquiere toda su sensual belleza. Druuna recoge el fetichismo de su creador en sus generosas carnes, mientras su rostro de pelo moreno refleja serenidad y hasta ternura. Es una persona que sabe que su supervivencia depende de su arte erótico, y se aplica a él con hombres o monstruos. Esta obra podía haber resultado fabulosa de haber sido cerrado el final de la misma. Probablemente, consciente del éxito de ventas que la historia podía generar, la convierte en una serie, lo que le obliga a mantener un ambiguo y abierto final para engancharle posteriores secuelas.









Druuna queda pues como un cómic visual, con una prodigiosa técnica de dibujo, y que salvo las dos primeras entregas, no plantea un relato estructurado, y aun así no está lo suficientemente resuelto. Debido a su gran visualidad dispone de un impecable sitio web, con una galería de imágenes francamente afortunada, pero muy escasa de contenido informativo. Su éxito ha propiciado un “merchandising” notable, a base de videojuegos, postales, naipes, y sobre todo fabulosos libros de ilustraciones de alto contenido erótico, adornados con unos textos tan escasos como ridículos. La honradez de Serpieri y su paso por la historia de los cómics se ha manifestado en el fetichismo glúteo exhibido ante su protagonista, que da magníficos resultados en sus libros de ilustraciones, pero del todo insuficientes a la hora de relatar una historia en arte secuencial. Paolo Eleuteri Serpieri necesita de un guionista para que su obra merezca entrar en el cómic de calidad. Imaginemos su arte erótico y fetichista al servicio de una historia de Cothias, Dufaux, Van Hamme o incluso de los textos de guionistas yanquis como Moench, Kevin Smith o el británico Garth Ennis. Una historia con protagonista femenina en exteriores iluminados e interiores barrocos, y con un tema en donde lo pasional, lo erótico, el sudor o las secreciones, manen y brillen, pero sobre todo enmarquen la desnudez de una protagonista con un culo como el de Druuna.


En definitiva un sueño fetichista y carnal.


http://www.tebeosfera.com/1/Personaje/Druuna.htm


DRUUNA, por Eduardo Martínez-Pinna


































1 comentario:

  1. La verdad es que estoy agotado con todos los dibujos del extraordinario maestro Serpieri.
    Mucho mas cuando las muestras son de gran calidad y tamaño, que nos permite observar con mas detenimiento la composicion y trazos del autor.
    Muy agradecido por exponer los dibujos de este gran dibujante. Atte . Miguel Assali

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